Tendido detrás del pequeño talud que le sirve de parapeto, el soldado observa la ciudad que sitian él y los suyos, la cual pronto habrán de conquistar en un esfuerzo final.
Brillan los astros en el cielo oriental, parcialmente empañado por el humo de los incendios. Y el fuego lejano de la artillería oficia de música de fondo.
Se trata de un soldado mercenario, cuya existencia turbulenta lo ha llevado desde su patria distante hasta los umbrales de Aleppo, en esa noche de Navidad que allí nadie festeja.
Recuerda otras Nochebuenas. Y lamenta que ningún signo celebre la que está transcurriendo, mientras él permanece tendido, apoyado en el talud su fusil de asalto.
¡Qué no daría por presenciar, desde su posición, algo que recuerde la Navidad en medio de aquella guerra islámica!
Y es justamente entonces cuando, desde la primera línea del frente, se eleva lentamente una bengala. Una bengala azul que adquiere forma de estrella y permanece en lo alto mientras calla la artillería.